sábado, 3 de enero de 2015

Échale una pizca de autoestima y estará delicioso

Tres son los ingredientes para una autoestima sana: soñar, proyectarse y ser cada día un poco mejores. Las limitaciones sólo están en tu mente, tu valía no está en función de la aprobación de otros, ni de las miradas ajenas. Consigues lo que sabes que deseas conseguir y trabajas para ello.
Una autoestima sana no busca el reconocimiento ni la fama, no se mueve por conveniencias, sino estar enfocados hacia una aprobación y satisfacción personal; y si lo demás llega, bienvenido sea, pero estaremos libres de la adulación y de aquellos que la ejercen.
Gustamos a quienes gustamos cuando somos como somos, no debemos de disfrazarnos de lo que no somos, pues entonces ni seremos ni gustaremos a los adecuados.
Nadie debe ser comparado, pues como dijo Albert Einstein “Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para escalar un árbol, creerá toda su vida que es un estúpido".
Para qué competir con nadie, no tienes que demostrarle nada a nadie, supera sólo tus propios logros y tus límites.
No está obligado a tener el cuerpo de los modelos de turno para ser aceptado, sólo trabaja para poder gozar de una buena salud física y mental.
              ¡Sé la mejor versión de ti mismo!
Bibliografía de apoyo: Hernández, Meritxell. Envidia bien y no mires de quién.

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